Diseñó muebles y estancias complementando así sus ideas decorativas, embajadas, residencias privadas e interiores marinos fueron sus mejores obras. En 1936 por ejemplo amuebló el Gran Salón de Embajadores de la Sociedad de Naciones de Ginebra, llamado “salón leleu”.
Prefería sobrias decoraciones de motivos florales estilizados, frecuentemente realizadas en marfil y con empleo de bronce para los acabados, mientras que para los revestimientos utilizaba piel de zapa. Empleaba las mejores maderas, detalles lujosos y materiales como el marfil, madre-perla, plata o bronce para destacar ángulos o diseños curvos y tapicerías de Aubosson para los asientos. Las maderas cálidas eran sus favoritas, usaba el nogal, el ébano de Macassar, la amboina o el palisandro. La marquetería ornamental, nunca excesiva, se llevaba a cabo en marfil, galuchat o cuerno. A finales de los años 20 introduciría en sus piezas lacados y empleó a partir de ahí también nuevos materiales como el metal cromado para lámparas de pie.
Precio estimado: 2,000 – 3,000 libras
Expresaba sin duda el gusto aristocrático también en numerosas decoraciones que llevaría a cabo en barcos, donde diseñaba todos los muebles del camarote, a los que debe en parte su notoriedad.
Sus hijos André u Paule siguieron su trabajo y su maestría en la producción mobiliar.