taLLAS DE MARFIL EN CHINA
Aunque en China los materiales más valorados para la talla son el jade y el bambú, se ha trabajado el marfil desde la Prehistoria. A medida que desaparecía el mamut, que aportó el material para las primeras tallas de marfil, se comenzó a importar desde el sudeste asiático, India y, a veces, del este de África. Tenemos constancia de su empleo en el Neolítico y, con función artística y ritual desde la dinastía Zhou (mediados del s. XI a.C. – s.III d.C.).
Al principio el marfil se empleó sobre todo como taraceado decorativo. Quizás por este motivo no conservamos muchas piezas anteriores al periodo de la dinastía Ming, pues la talla figurativa no se desarrolló hasta llegado el s. XVI. Los trabajadores chinos empezaron a recibir encargos gracias al tráfico comercial de la zona con las colonias españolas en Filipinas. La intención era producir imágenes religiosas cristianas para su uso en las iglesias coloniales españolas, copiando otras obras de factura europea.
El culto, tanto de Avalokiteshvara (el bodhisattva budista) como de la Virgen María agrupaba representaciones similares y servían como modelo de conducta a sus respectivos fieles, sobre todo en el amor y la compasión. Sobre finales del s. XVI se hicieron encargos de representaciones de la Virgen. Inspiradas en Guanyin, las figuras creadas tenían un gesto tranquilo en el rostro y aparecían portando una perla, objeto que se asocia con la inmortalidad en el país asiático.
Posteriormente, adaptaron estos motivos a sus propios gustos y creencias. Crearon temas eróticos, figuras seculares e imágenes taoístas y budistas. Cantón se convirtió desde el s. XVIII en el principal centro de producción de Marfil y de exportación de piezas, entre los que se encuentran bolas concéntricas, modelos arquitectónicos y tarjeteros. Esta talla se caracterizó por una técnica minuciosa y un acabado perfeccionado. Hoy en día Hong Kong es el centro de tráfico comercial de piezas por excelencia del país.
Las piezas que podemos encontrar están relacionadas con el Taoísmo, Hinduismo o Budismo. Objetos relacionados con la protección, tanto de los individuos como de los hogares. También para atraer buena energía y los deseos de buena fortuna, iluminación, longevidad…
TALLAS DE MARFIL EN JAPÓN
En japonés, se usa el término okimono para hacer referencia a la talla de marfil hecha en exclusiva como adorno. A diferencia de China, la producción japonesa siempre ha dependido de materiales importados. Aunque era un material conocido en la isla, no fue hasta el período Edo (1600-1868) que se comenzó a usar para tallar atavíos (eran piezas llamadas netsuke que servían de tope para atar el cinturón o la faja de los vestidos o de los kimonos. Solían estar acompañadas de cajitas donde se colocaban medicinas u otros objetos de menor tamaño) y por otro lado, bajo la influencia china, figuras. El pico en el mercado del marfil se produjo a finales del s. XIX, ya que se produjeron una serie de cambios que favorecieron su auge: declive del vestido japonés tradicional, prohibición de portar armas y aumento en la producción de imágenes budistas.
La experiencia en la talla durante este tiempo permitió crear nuevos objetos, como ornamentos o escenas tradicionales, estimulados por una creciente demanda foránea. Las figuras de marfil tallado gozan de un detalle magnífico y muy trabajado. Las asociaciones profesionales se encargaban de mantener una factura de calidad, marcando sus piezas con unos sellos diferenciadores. Otro de los grandes temas eran las frutas talladas en marfil teñidas con colores realistas. También se utilizaron otras formas decorativas como el sobredorado y el taraceado con sustancias semipreciosas o bien combinando el marfil con madera en la misma pieza.
De esta forma, Japón también contribuyó a enriquecer el mercado occidental y su imaginería estética. La representación de emperadores se llevaron a cabo pensando en su exportación y su comercio con el mercado occidental.
Destaca por cantidad y calidad, las escenas del costumbrismo japonés y el netsuke. La escuela de Arte de Tokio se encarga desde 1887 de no dejar atrás el trabajo artesanal y evitar que se pierda la elaboración de este arte.
TALLAS DE MARFIL EN EUROPA
En comparación con oriente, Europa tiene una tendencia muy marcada por el Cristianismo, como podemos ver en esta pieza del s. XIX. Es la imagen de San Bruno, el fundador de la orden de los Cartujos que, aunque nunca fue canonizado, se le reconoce como santo. Se le suele representar con el hábito cartujo, acompañado de un lirio y una calavera. Aunque tiene algo de neoclásico, esta pieza está relacionada con la talla en madera española y portuguesa del s. XVII.
Observamos así que la talla en marfil europea no es un trabajo aislado, sino que se inspira de las técnicas de otros materiales e influencias de diversos estilos de otras culturas como la asiática. (Izquierda talla en marfil; derecha talla en madera de San Bruno).
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Crédito: Luis García (Zaqarbal)
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Crédito: Luis García (Zaqarbal)
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Al igual que en piezas orientales, en el arte Indú encontramos la aplicación de marfil no sólo figurillas si no también en importantes piezas de mobiliario hecho por entero en marfil siguiendo los gustos europeos que eran, en en definitiva, sus clientes finales. Vemos como un claro ejemplo esta silla de estilo europeo creada por un artesano indio alrededor de 1785. Fue fabricada en Murshidabad, la capital de Bengala que, además, era un importante centro de talla de marfil. En la zona, los productores hacían pequeños lotes de muebles de estilo occidental, probablemente bajo encargo. Estas piezas combinan la forma occidental con una rica decoración exótica que refleja el gusto de las cortes indias del momento.
TALLAS de marfil LUSO-INDIas y HISPANO-FILIPINas
El descubrimiento de las Filipinas en 1521 junto con la llegada de Vasco de Gama a Galicut a principios del s. XVI iniciaron la evangelización de las “indias Orientales”. Desde este momento, vamos a observar como convergen los temas de iconografía occidental con las técnicas y detalles de estilo oriental.
Podemos decir que el desarrollo de la talla luso-india aparece con anterioridad a la hispano-filipina. Estas dos tendencias tienen en común la intención de propagar un mensaje religioso similar por Oriente, aunque si es cierto que dependen de los modelos religiosos exigidos por sus respectivos centros de producción. Es habitual encontrar en la figuración Cristos y Vírgenes y, respecto a los objetos, piezas como cofres, cajas o contadores.
Podemos ver en este ejemplo de marfil luso-indio una figurilla del Buen Pastor, que data del s. XVII. Se trata de una pieza de marfil con tintes en tonos café, dorado y rojizo. La figura se encuentra en reposo, con una mano apoyada en la cara y la otra sobre el regazo. Su vestimenta, una especie de camisón de vestir, está trabajado, al igual que el pelo de la oveja, con un patrón típico de la talla comercial que se producían entre India y Portugal.
En esta pieza en concreto, hubo cierta controversia respecto a quien representa, pues en occidente se asocia con el buen pastor o con el Sueño de Jacob y, en orienta parece presentar a un Buda meditando, terminando por concluir que representa al Buen Pastor. Sin embargo, no podemos obviar la influencia oriental en esta figurilla de 10,7 cm. Con una clara tendencia mongola a lo hora de representar los rasgos del rostro.
En la escuela hispano-filipina podemos encontrar una gran variedad de piezas, desde esculturas completamente exentas a relieves, destacando quizás unas pequeñas figuras exentas incluidas en vitrina llamadas virinas.
Entre las temáticas frecuentes de esta escuela encontramos la Virgen en Majestad o la Piedad. Además de los Cristos, como las imágenes del Niño Jesús, existen algunas advocaciones marianas como la de la Inmaculada, la Virgen del Rosario o la Guadalupe. Parece que en esta escuela existe una tendencia a evitar los desnudos, como se puede observar tanto en los Crucificados como en las figuras de San Sebastián, evitando también la representación de la musculatura. Como característica identificativa vemos que en los crucificados, los brazos suelen marcar rigidez y una unión directa al cuerpo sin dar forma a los hombros. Esta escultura elimina, además, el drama en la figuración, por lo que cobra sentido que tanto los Cristos como los mártires carecen de muecas y gestos de dolor.
Podemos ver una serie de diferencias entre estas dos escuelas en la parte técnica:
Diferencias estilísticas entre escuelas | |
Escuela luso-india | Escultura hispano-filipina |
Rostros alargados y rectangulares | Rostros de óvalo redondeados |
Cabello tallado en zigzag | Cabellos curvilíneos |
Ojos pequeños y achinados, con rasgos más orientales en el grupo de tallas chino-portuguesas | Ojos de gran tamaño y párpados gruesos |
Manos grandes, dedos cilíndricos y largos | Manos pequeñas y yemas de los dedos aplastadas |
Vestimentas adornadas con una greca de óvalos horadados o con dientes de sierra, salvo las chino-portuguesas | Cuando aparece la greca de óvalos en el vestuario, se trata de obras inspiradas en modelos portugueses |
Pliegues de la indumentaria ampulosos o en forma cilíndrica y dispuestos verticalmente | Vestiduras con pliegues lineales con cierta tendencia a lo curvilíneo |
Policromía: uso frecuente del dorado para los cabellos. No aparece el dorado cobrizo | Color en el cabello (marrón oscuro para figuras masculinas, dorado para Cristo o San Miguel). Los ojos azules o castaños y la boca roja. |
Ausencia de enconchados en las cruces de los Crucificados | Cruces de los Crucificados con decoración de enconchado |
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Fuentes:
https://www.ecured.cu
MILLER, Enciclopedia de antigüedades, Electa, 1999
Boletín de prensa de la exposición temporal Asia en marfil del museo Soumaya
LÓPEZ Moreno, VERGARA Pinto y YUN, Comercio de marfil, el alto precio de un negocio que amenaza las especies, Universidad Autónoma de Barcelona, 2012.
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Imágenes:
www.mecd.gob.es
www.vam.ac.uk
www.shapiroauctions.com
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