Vistiendo a la nueva mujer: joyería Art Deco

Habitualmente joyería y vestimenta confluyen en lo que a la creación de una imagen concreta, a la moda de momento, se refiere. Sin embargo, es en el periodo Art Deco cuando ambas manifestaciones, consideradas, de hecho, dentro de los márgenes de las artes menores, se unen de un modo sin precedentes. El hecho de que el diseñador de joyas Louis Cartier decidiese en la Exposición Internacional de Artes Decorativas de 1925 – iniciativa del estilo deco- exponer sus creaciones en el Pabellón de la Elegancia, destinado a la alta costura, es tan significativo como premonitorio de la comunión de ambos mundos a la hora de crear la imagen de la mujer de los «roaring 20s».

 Art Deco

Portada de la revista Life (18 de febrero de 1928). Fuente

La moda femenina comenzaba en estos momentos a transformarse de manera vertiginosa. Una vez se puso fin a la tiranía del corsé y las figuras de curvas perfectamente acentuadas, fue el momento de la silueta libre, estilizada y tubular, con un triunfo de la línea recta que muy bien puede extrapolarse a los movimientos de vanguardia que comenzaban a virar hacia la geometrización más absoluta. La nueva mujer, la “flapper”, se corta el cabello a lo garçonne, viste de negro y de manera sencilla, sobre todo cómoda, bajo las directrices del icónico vestido de noche de Coco Chanel: negro, sin mangas, escote por delante y en la espalda, largo hasta la rodilla, perfectamente apto para una ajetreada vida social y laboral en la ciudad – y para bailar el charlestón. La joyería, por tanto, debe realzar esa nueva silueta que ya no es femenina, y cubrirla de la elegancia y el glamour esperados de una mujer. Se trata, además, de un elemento que permite distinguir claramente el estatus social de la portadora, habida cuenta de la estandarización y sencillez de la vestimenta.

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lustraciones Vogue Art Deco. Fuente 

Dentro de esa nueva tendencia en el fulgurante mundo de las joyas, observamos no sólo el uso de nuevos materiales y técnicas, como la incorporación del cristal de roca de cuarzo, especialmente adecuado por su coste asequible tras el “crack del 29”, sino la utilización de piedras semipreciosas como clara herencia de la joyería Art Nouveau precedente. No obstante, uno de los rasgos más característicos viene determinado por un diseño que se muestra paralelo al nuevo lenguaje artístico de las vanguardias: la abstracción geométrica y el énfasis en la combinación de colores y formas simples perfectamente combinadas. Un esquema regular y geométrico protagonizado por círculos, cuadrados, trapecios bidimensionales. Con unas combinaciones cromáticas innovadoras de azules, verdes, rojos y negros que derivan igualmente del expresionismo o el fauvismo de la época, mezclado con las inspiraciones exóticas orientales –  tanto el descubrimiento de la tumba de Tutankamon en 1922 como los espectáculos de los ballet rusos itinerantes juegan un gran papel a este respecto. El resultado son joyas tremendamente contrastadas, simples pero efectistas, cuyo valor depende no tanto de la categoría de los materiales constitutivos sino de su combinación y diseño único y refinado. Destaca, además, el hecho de que la mayor parte de creaciones sean convertibles, permitiendo combinaciones ilimitadas y personales.

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La actriz Louise Brooks (1906-1985) fotografiada en 1928 por Eugene Robert Richee. Fuente

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La actriz Joan Bennett (1910-1990) fotografiada en 1928. Fuente

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En cuanto a las tipologías, la proliferación de cierto tipo de joyas vuelve a estar relacionada directamente con el carácter de la indumentaria y las nuevas zonas que ahora dejaba al descubierto. Así, las pulseras, brazaletes y anillos adornaban los brazos desnudos expuestos con el vestido de noche; los exquisitos sautoirs, largos collares rematados con una borla o algún elemento decorativo, enfatizaban la verticalidad de la figura al tiempo que vestían tanto el escote como la espalda de la portadora dependiendo del corte del vestido. Aunque si hablamos de longitud, fueron los omnipresentes collares de perlas los que terminaron por alcanzar las rodillas.

Por otro lado, ahora que la cabellera femenina había perdido considerablemente su protagonismo en términos de longitud y peinado, era el turno del bandeau y la aigrette, respectivamente: tiras a modo de diadema que se apoyan en las orejas y piezas rematadas en un penacho de plumas que venían a decorar las cintas y turbantes. Gracias a estos complementos, el peinado a lo garçon no fue nunca sinónimo de masculinidad.

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Ejemplos de aigrettes diseñados por Cartier Paris en 1912 y 1913.

Fuente: NADELHOFFER, Hans., Cartier, Chronicle Books, 2007. 

Algunos ejemplos de joyería Art Deco

Algunos ejemplos asequibles de piezas inspiradas en el estilo Art Deco

Fuentes:

AROCA BERNABÉU, Inmaculada., “Joyería Art Deco: nuevas modas, nuevas joyas”, II Congreso Europeo de Joyería. Vestir las joyas. Modas y modelos (noviembre 2013), Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, pp. 328-339. Disponible en: https://sede.educacion.gob.es/publiventa/ii-congreso-europeo-de-joyeria-vestir-las-joyas-modas-y-modelos/museos/20718C

Un artículo de Irene Pérez Méndez