Mercedes Ruibal, fuerza y drama

“Una pintora que pinta cuando siente la tormenta en todo su territorio. Lo que dibuja y pinta Mercedes, sale de los más profundo de su ser. De ahí saca esta artista sus muñecos, sus animales soñados, llenos de vida, temblorosos por encontrarse frente a sus visitantes, sin haberse conocido antes.” Laxeiro.

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Mercedes Ruibal pintando en su estudio. Fuente

Mercedes Ruibal Argibay, (San Andrés de Xeve, Pontevedra, 1928) nació ya en una familia de artistas, que le transmitió desde su infancia una gran sensibilidad hacia el arte. A principios de los cincuenta, tras los duros años de la posguerra decide emigrar a Buenos Aires, donde vivía su hermano y escritor, José Ruibal, y entra en contacto con el ambiente estimulante y cosmopolita de la ciudad. Será aquí donde nazca su pasión por pintar, aprendiendo del maestro Laxeiro del que recibe una primera gran influencia en su plástica. En 1956 realiza allí su primera exposición, y un año después vuelve a Galicia, donde también expone obras en Vigo. Después pasará una temporada en Madrid, clave en su aprendizaje, rodeada de artistas e intelectuales, donde llega a exponer en importantes galerías. En 1959 se casa con Agustín Perez Bellas, pintor y arquitecto, y se traslada a Vigo donde vivirá la mayor parte de su vida.

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Laxeiro, Mercedes y José Ruibal en Buenos Aires. Fuente

Creadora de un mundo único y personal

El arte de Mercedes Ruibal parte de lo que llamamos neofiguración, una tendencia que se dio durante la década de los sesenta, que englobó una gran variedad de estilos, unidos por una reacción ante las corrientes abstractas, buscando una pintura figurativa, más eficaz a la hora de mandar un mensaje político o social. Mercedes en particular, se caracteriza, en un primer momento, por un enfoque primitivista y naif, con una frontalidad en las figuras que nos recuerda a veces al románico, cargado de expresión. Sus temas tocan con frecuencia la denuncia y la crítica social, en consonancia con el activismo político que existía en ese momento. Por lo tanto estamos ante un estilo potente y con fuerza, que trata de la realidad que vive el hombre.

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Con Chile en el corazón, 1960. Crego, 1968. Fuente

Sin embargo, no podemos encuadrar su obra dentro de un estilo, si no que fue ampliando sus horizontes, hasta crear un mundo personal y único. Llegando a temas como los mutilados de guerra (Vietnam, Bosnia), cargados de  dolor y oscuridad.

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Desastre en Vietnam, 1968. Fuente

Poco a poco su obra avanza hacia fondos negros con zonas de color brillante que crean claroscuros muy marcados, y también hacia un tratamiento más decorativo de las figuras, como sus mujeres  con mantos y flores, que siguen pinceladas envolventes.

Con los años llegan grandes exposiciones en Madrid y Galicia, y destacan sus estancias en Italia en la década de los setenta, donde expone en Roma, Florencia y Verona con gran éxito, y de forma más tardía la exhibición retrospectiva que le dedica la ciudad de Vigo en la Casa de las Artes en 1993.

En el año 2003 Mercedes Ruibal fallece, dejando una gran obra artística tras ella, a través de la cual mostró su visión de las cosas, y no solo desde la pintura sino que además trabajó la creación literaria, poesía y narrativa, entre los que destaca Confesiones de una volatinera con bragas de repuesto al dorso (Madrid, 1978). En palabras de su mentor Laxeiro, Mercedes personifica “la valentía de mostrarnos las fieras o los ángeles que viven dentro de sí”.

 

Fuentes:

MON, Fernando: Pintura Contemporánea en Galicia, A Coruña, Editorial Atlántico, 1987.

LÓPEZ BERNARDEZ, Carlos: Breve historia da arte galega, Vigo, Nigratea, 2005.

VV.AA: Mercedes Ruibal, exposición antológica, Octubre/Noviembre 1993, Concello de Vigo, 1993.

“Álbum de mulleres” [en línea]. Disponible en:  http://www.culturagalega.org/album/detalle.php?id=20 [Consulta: 16 de Mayo de 2017].

“Fundación María José Jove” [en línea]. Disponible en: http://www.fundacionmariajosejove.org/coleccion-de-arte/autores/?idautor=383 [Consulta: 16 de Mayo de 2017].

Un artículo de Cristina Sánchez