UN SIGNO DE DISTINCIÓN
El bastón ha sido un complemento más que ha acompañado tanto al hombre desde hace mucho tiempo, tanto con un sentido utilitario, por ejemplo, como herramienta de apoyo al caminar, como con un sentido de poder o prestigio, o simplemente como moda y estética (signo de elegancia).
Fue a partir del siglo XVI, cuando el bastón se convirtió en un signo de distinción para las clases privilegiadas. Tenemos constancia de cómo había reyes y reinas, como Luis XIV o la Reina Victoria de Inglaterra que los coleccionaban y los utilizaban como un símbolo de su poder. Para la burguesía era una prenda más de vestir que llevar a la ópera, a las galas o al teatro, donde podían dar muestra de su alto nivel adquisitivo y social. De hecho, todavía en el siglo XIX, seguía usándose con esta intención. Solo en el siglo XX el uso del bastón decae.
El bastón no era un elemento exclusivo de los hombres. Las mujeres también solían usarlo como un complemento más. En estos casos eran más ligueros y estilizados, con empuñaduras más decoradas. En algunos casos también incluían en el mango un compartimento para guardar el abanico o una polvera para el maquillaje.
UN BASTÓN PARA CADA FUNCIÓN
La finalidad de los batones masculinos y femeninos era muy variado: expositiva, decorativa, conmemorativa, práctica, militar, etc., y los materiales con los que se realizaban eran muy diversos. Abundaba la madera, pero también podemos encontrarlos de oro y plata, carey, cristal, porcelana, latón, etc., puesto que se trataban de piezas utilizadas como joyas o elementos distintivos sin intención práctica en muchos casos.
Existían muchos tipos de bastón. Había cuatro grupos básicos: el bastón con la curva clásica del mango, con gran difusión en todas las épocas y un uso exclusivamente matutino; el “milord”, usado en Inglaterra en los siglos XVIII y XIX, con remate en forma recta; bastones de empuñadura de pomo, que puede ser aplanado, torcido o de forma irregular; y por último, el bastón con empuñadura a tau u ópera, muy difundido a finales del siglo XIX, cuando se convirtió en un objeto clave de todo hombre distinguido.
Bastón con empuñadura de tipo pomo, que puede ser aplanado o torcido hacia un lado para facilitar la sujeción -en cuyo caso se habla de globo lateral o mailloche.
Bastón de Fabergé con empuñadura a tau de bowenita y caña de tortuga (17.611 euros en Sotheby’s Londres en noviembre de 2008)
EL BASTÓN ARMA
Fueron muy famosos los llamados bastones estoque; piezas que escondían en el interior de la vara una espada o un puñal. Se pusieron de moda en el siglo XVIII cuando los bastones corrientes comenzaron a usarse como complemento de la indumentaria. Los nobles y los caballeros europeos empezaron a dejar de lado las espadas cuando se movían por la corte o salían a pasear a la calle, pero como también tenían la necesidad de protegerse ante los posibles peligros se ocultaban las espadas en el interior del bastón.
Este hecho fue muy típico de los bastones victorianos, y aquellos que tenían una hoja de acero toledano eran los más demandados (había muchos modelos de fabricación artesanal y venta convencional que salían de la Fábrica de Armas de Toledo). Este acero era resultado de una aleación de hierro y acero, y daba resultados más flexibles, resistentes y manejables que las que podían encontrarse en otras armas.
MODELOS INFINITOS… Y A INFINITOS PRECIOS
La variedad de los modelos de este tipo de piezas es muy interesante y variada, pues podemos ver durante el siglo XIX, empuñaduras con cabeza de animal, autómatas, relojes, brújulas, mangos escultóricos, joyas, etc., incluso había bastones especiales para enterradores que incluían metros con los medir ataúdes.
Por ejemplo, en Inglaterra, lugar donde se desarrolló una de las producciones más antiguas y prestigiosas, la casa Swaine, Adeney y Brigg de Londres (1750), fue muy frecuente el uso de mangos en forma de caballo o perro.
Bastón de enterrador que incluía un metro para medir ataúdes se vendía en Tradewinds por 2.272 euros
Bastón con empuñadurade bronce. Se pagaban por él 22.480 euros en Christie’s Nueva York en abril de 2011
HABLEMOS DE PRECIOS
En el mercado nacional, las piezas que salen a la venta normalmente presentan una calidad más modesta, no logrando remates en subastas tan elevados como los que podemos encontrar en el extranjero. Los bastones de gran calidad y más extraordinarios son los únicos que no ven reducido su valor, si tenemos en cuenta la bajada generalizada de precios y numero de ventas. De hecho, algunas piezas exclusivas pueden alcanzar precios de miles de euros en subastas y anticuarios.
En la actualidad, los bastones se han convertido en un objeto de coleccionista muy valorado y podemos encontrarlos en subastas de forma aislada o en lotes. Podemos encontrar bastones antiguos de calidad a partir de los cien euros.
PARA SABER MÁS…
SIGÜENZA, Raquel “Bastones: signo de distinción y caprichos de coleccionistas” Subastas Siglo XXI (reportaje), 2012
El TRAJE BURGUÉS MASCULINO. PARTE I: LA ‘REGENCY’ BRITÁNICA (1811-1820). DEFINICIÓN DE UN ESTILO.
HEMEROGRAFÍA
https://www.jfernandezantic.es/app/…/Reportaje+bastones+y+Jfernandezantic..pdf
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