¿QUÉ ES EL RAPÉ?
Podemos diferenciar dos tipos de tabaco sin humo: por un lado, el denominado rapé, y por otro, el tabaco de mascar. El rapé es un tabaco picado muy fino que se puede almacenar o bien seco, húmedo o en pequeños saquitos similares a las bolsitas de té. Otra diferencia con el tabaco de mascar está en la forma en que se consume, pues el rapé se hace a través de vía nasal.
La costumbre de consumir rapé se introdujo en Europa con las primeras importaciones del tabaco de América. Al principio tenía un uso exclusivamente medicinal, pero a finales del siglo XVII y todo el siglo XVIII se empezó a extender la costumbre del tomarlo de manera habitual, con una función parecida al cigarrillo actual.
TODO UN ARSENAL
El consumo del rapé iba mucho más allá de la inhalación. En muchos casos, tenía todo un ritual detrás que se volvió muy habitual en los países europeos. Era muy frecuente encontrar hombres que rallaban su propio rapé, para lo que requerían un pequeño equipo: el tabaco duro; un rallador de madera; y las cajitas o tabaqueras de rapé. También había alfileres para limpiar el rallador o una cucharilla con la que coger el polvo de la caja, e incluso, una pata de liebre con la que se limpiaban la nariz después de esnifar.
UNA CAJA PARA TODO
Estas cajas también tenían otros usos. A veces, se usaban como bomboneras, polveras femeninas, estuches, o para contener diferentes afeites para lunares, una moda muy frecuente en los siglos XVII y XVIII.
UNA PRODUCCIÓN ABUNDANTE
Bajo esta práctica se desarrollaron las cajitas o tabaqueras con diferentes modelos y diseños para guardar el preciado polvo de rapé. Tuvieron una época de auge en el siglo XVIII, donde todo el mundo llevaba una consigo. En muchos países se fabricaron en grandes cantidades.
Podían ser de diferentes materiales, principalmente en oro y plata esmaltada, pero también de cobre con brillantes, carey, nácar, madera tallada, marfil, porcelana pintada, e incluso de papier machie. Gracias a esto hoy tenemos cajas muy diversas en sus adornos, estilos, de pequeño tamaño, y otras tan grandes como baúles.
El estilo oriental también fue muy frecuente en este tipo de piezas. La primeras tabaqueras chinas aparecieron a partir del silgo XVIII bajo el imperio del emperador Qing Qianlong. Eran diferentes a las europeas al proteger el tabaco contra la humedad y estar hechas de materiales más refinados y caros como el jade o la porcelana, talladas o pintadas a mano.
Poco a poco, las cajitas de rapé se acabaron convirtiendo en un objeto de regalo muy frecuente y desde el segundo cuarto del siglo XVIII, las personas de clase alta y de gusto refinado comenzaron a coleccionarlas.
HABLEMOS DE PRECIOS
Estas piezas son relativamente fáciles de encontrar en el mercado actualmente. Pueden variar mucho en sus precios dependiendo de la antigüedad y el origen que tengan, además de los materiales con los que hayan sido fabricadas.
Algunas cajas de rapé suponen piezas meticulosamente trabajadas, ya sea en marfil o metal, o con piedras preciosas incrustadas, que pueden alcanzar precios bastante elevados que rondan los quinientos euros. Lo mismo ocurre con aquellas de origen oriental hechas de jade o porcelana que están muy valoradas y puede ascender a más de mil, dos mil y hasta diez mil o treinta mil euros.
Por otro lado, existen otras piezas más sencillas y de materiales más baratos, como la madera, que podemos adquirir a precios más bajos, rondando entre cincuenta o cien euros. Incluso, también podemos adquirir este tipo de piezas por precios que oscilan los veinte euros, teniendo en cuenta que su fabricación es actual y en serie.