Cerámica de Pontecesures

ORÍGENES

El origen de la Cerámica Celta se remonta a la denominada «Cerámica Artística Gallega», creada en 1925, de donde salen las primeras piezas artesanales de esta marca de la mano Eugenio Escuredo tomando como referencia la experiencia de Sargadelos. 

DIFERENCIA CON SARGADELOS

Una de las diferencias entre las dos fábricas fue la búsqueda de la fábrica de Cesures de temas autóctonos lo que explica, por ejemplo, la colaboración de Asorey desde sus inicios. El escultor cedió sus modelos para su reproducción en cerámica y diseñó otros nuevos. El más importante fue «O tesouro», cuyo original en madera había recibido una segunda medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1924 (*). De esta obra se hicieron versiones en diferentes tamaños. 

ceramica pontecesures

«O Teosuro» Imagen Todocolección

UN MAL COMIENZO

Las piezas de Cerámica Artística, después de cocidas, eran pintadas a manos por Oria Moreno. Pese a la buena acogida que tuvieron en el mercado hispanoamericano, la fábrica no obtuvo los logros esperados y en 1926 cerró.

SEGUNDA FASE

En 1926 Ramón Diéguez Carlés funda la «Cerámica Celta-La Calera» de Pontecesures e introduce la novedosa y complicada técnica del vidriado, iniciándose así su producción. 

Los comienzos serán duros pero Diéguez, lejos de abandonar su proyecto, en el que creía fielmente, al igual que sus colaboradores, contó con el inestimable apoyo de los más importantes artistas plásticos gallegos del momento que realizaron la mayoría de los diseños que posteriormente se pasaron a moldes y finalmente a las piezas de bulto redondo que hoy tenemos.

ceramica pontecesures

Imagen Subastas Segre

Numerosos artistas, que hoy forman parte de la historia plástica gallega del siglo XX, colaboran en los diseños de esta cerámica. Castelao, Asorey, Bonome, Acuña, Maside, Torres, Sobrino, Fabeiro, Víctor García y otros, dejaron en esta Universidad Plástica Gallega, su impronta artística, que representa el alma de Galicia.

LA FÁBRICA EN LA ACTUALIDAD

La empresa, con casi cien años a cuestas, mantiene un pulso tan suave que muchos pueden creer que ha desaparecido. Pero no es así. Los herederos de aquel sueño artístico, cultural e industrial  mantienen vivo su “legado», aunque a ralentí. El peso de Asorey, Castelao, Maside o Torres les obliga, según explica Fina, una de las herederas en un artículo de la Voz de Galicia en 2014, a dar solo pequeños pasos, a producir sobre pedido y a vender solo en aquellos lugares en los que se respeta el prestigio de la Cerámica Celta, que ahora lleva la apostilla de «La Calera».

Si bien en los noventa la fábrica cerró durante unos años resucitó de sus cenizas como un planteamiento que continúa en la actualidad de cerámica propia de Galicia. 

Un artículo de Ana Paula Castro

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