La miniatura sobre marfil comenzó a desarrollarse en el siglo XVIII y de manera mucho más abundante durante el s. XIX. Dependiendo del momento histórico y del país se presentan distintas particularidades estilísticas, aunque se mantienen unos formatos y una técnica común.
TÉCNICA EN LA ESTRUCTURA
Se plantea una pintura al guache de base acuosa sobre pequeñas planchas de marfil de distintos tamaños y formas. Las tablillas de marfil se preparaban cortando el colmillo de elefante (normalmente) longitudinalmente, por lo que el ancho máximo lo determinaba el diámetro del mismo (de ahí a que tengamos necesariamente un tamaño máximo y se denominen comúnmente “miniaturas”)
Se realiza sobre láminas extremadamente delgadas, de aproximadamente 0,4-0,5 mm hasta el 1mm de grosor en piezas de menor calidad. En cuanto a la tonalidad hay que tener en cuenta que el color “ marfil” se usa como base sobre el que se plantea la carnación desde el interior y aumenta la profundidad de las sombras.
La parte trasera suele llevar como protección un papel sujeto con adhesivo o se pega sobre un cartón grueso y rígido para darle mayor estabilidad a la pieza y que no se fracture tanto en el manejo como en la colocación posterior del marco.
TÉCNICA PICTÓRICA
Como es habitual en dibujo, primero se hace un boceto preparatorio en lápiz, que quedan ocultos por la policromía principal. Se utilizan pigmentos con aglutinantes solubles en agua al temple o guache. Se emplean transparencias a modo de acuarela, puntillismo y tramado o pinceladas opacas superpuestas, bien de manera individual, pero lo más habitual es usarlas a la vez.
LOS MARCOS
El marco actúa de protección creando un ambiente estable dada la delicadeza de la pieza. Así mismo, es muy habitual encontrar papeles, cartones o telas que rellenan espacios huecos y fijan la miniatura al marco.