LOS PRIMEROS RELOJES
El desarrollo del muelle real hacia 1500 condujo a la PRIMERA INVENCIÓN DE LOS RELOJES DE BOLSILLO. Eran en realidad pequeñas miniaturas portátiles que se llevaban colgadas alrededor del cuello con una cadena o cuerda o bien sujetas al cinturón (no en el bolsillo).
En 1960 la introducción de la espiral de volante revolucionó el cronometraje, ya que, hasta ese momento, los relojes eran realmente muy irregulares. Eran fundamentalmente DECORATIVOS y muy CAROS.
PRIMEROS RELOJES: DECORATIVOS PERO POCO FUNCIONALES
Esos primeros relojes tenían en común la exclusividad y decorativismo de sus cajas; realizadas con piedras como el cristal de roca y en oro, plata o metal dorado (en el peor de los casos). A partir de 1630 era muy habitual que se emplease en ellos la técnica del ESMALTADO, añadiendo aún más decoración a la lujosa pieza.
LA ESPIRAL DE VOLANTE: VERDADERA REVOLUCIÓN
La invención de la espiral de volante permitió el cronometraje más preciso y, con ello, aparecen las manecillas de los minutos.
Los números empiezan a ocupar espacios más grandes en las esferas (ya no sólo la decoración).
TIPOS DE CAJAS
Las hay de varias formas: sencilla (donde se ve la maquinaria directamente debajo de la tapa), de caja doble (caja interior con el mecanismo y la exterior para proteger más decorada), caja de cazador (con cubierta de metal sólida para proteger la esfera y debe su nombre a su uso por cazadores).. y algunas más raras como la caja octogonal
PERFECCIONAMIENTO DE MAQUINARIA
A partir del s. XVII se habían resuelto todos los problemas básicos en la producción de un reloj suficientemente preciso. Entonces se plantea el perfeccionamiento de la maquinaria.
En 1760 Thomas Mudge inventa el ESCAPE DE PALANCA en la búsqueda de una mayor precisión, si bien no sería utilizado hasta 1830 suplantando finalmente todos los escapes de reloj y usándose en los relojes de pulsera hasta 1970 con la llegada del MECANISMO DE CUARZO.
SIGLO XIX Y XX
En estos siglos la mayoría de los relojes eran circulares con una decoración de lo más diversa. Las cajas eran simples, pero también decoradas, esmaltadas o repujadas. Los había para todos los “bolsillos” nunca mejor dicho, ya que al convertirse en un aparato “útil” se planteaba su utilidad real además de su uso como objeto de lujo y posición. Por ello, los había de metal y con numeración y maquinaria sencilla y grandes modelos de metales preciosos como oro o plata con esmaltados que parecían pequeños cuadros e incluso incrustaciones de piedras preciosas.
LA GLORIA FINAL DEL RELOJ DE BOLSILLO
Quedaría desplazado por el reloj de pulsera por el cambio de vestuario y funcionalidad. Sería durante el periodo ART DECÓ cuando se harían esas exquisitas piezas para lucir en las grandes fiestas acorde con el estilo; los últimos ejemplares genuinos de esta pieza.
Interesante narrativa estaría bien di hace una diferenciación del Savonnette o Hunter y del Lėpine o de cristal abierto. Y sus mecanismos.
El reloj de pulsera tuvo su éxito en poner un mecanismo de un Savonnette en un Lėpine y llamarlo de cuerda lateral, así se convirtió en más practico ya que permitía tener ambas manos libres y seria a la ves un símbolo que diera estatus a la vista. Mientras que un reloj de bolsillo solo era apreciado por el dueño u en contadas ocasiones por quienes verían efectuar la maniobra de retirarlo del bolsillo y observar la hora.