«De las cajas y de los barriles se escapaban lingotes de oro y plata, cascadas de piastras y de joyas antiguas. El fondo estaba sembrado de esos tesoros. Cargados del precioso botín, los hombres regresaban al ‘Nautilus’, depositaban en él su carga y volvían a emprender aquella inagotable pesca de oro y de plata»
En estas líneas el escritor Julio Verne novela, en su afamado libro 20.000 Leguas de Viaje Submarino, los supuestos tesoros sumergidos en la Ría de Vigo. Relata en su Capítulo VIII, “La bahía de Vigo”, los hechos acontecidos el 22 de octubre de 1702 en estas aguas, la popular y sangrienta batalla de Rande. El capitán Nemo relata a su invitado, el profesor Aronnax, la suerte de los galeones españoles cargados de riquezas, procedente de las Indias y como los corsarios anglo-holandeses al mando del general Sir George Rooke, realizan una incursión en estos mares, hundiendo la mayoría de la flota y dejando un mato de riquezas en los fondos de la ría. Será el lugar donde se abastece de innumerables riquezas, para poder desarrollar su particular visión del mundo. Cuenta como la tripulación del Nautilus se sumergía en estas aguas, explorando los fondos marinos en busca de oro y plata ocultos por un manto de criaturas acuáticas.
Una leyenda entorno a esta ría, que según algunos historiadores, el escritor francés documentó cuando visitó Galicia a finales del siglo XIX. Incluso algunos estudiosos afirman que la isla secreta del Capitán Nemo, donde el submarino Nautilus tiene su base, podría estar basada en las intrigantes Islas de San Simón y San Antón, lugares con un aura de misterio e intriga.
Los gallegos, recordamos este “cameo” de nuestras costas, con dos monumentos, el primero representa a Julio Verne situado en el puerto de Vigo y conocido familiarmente como “el hombre pulpo”, escultura realizada por José Molares. El segundo, al capitán Nemo y al Nautilus junto a la Isla de San Simón, realizada por los escultores Ramón Lastra y Sergio Portela.
Un artículo de M.A. Rocafort