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MAQUINA DE ESCRIBIR ROYAL

MÁQUINA DE ESCRIBIR ROYAL 
 

 

Las máquinas de escribirsurgen a raíz de la necesidad de ayudar a las personas que sufrían ceguera, para que leyesen y escribiesen, y no sería hasta el año 1873 cuando aparezcan las primeras máquinas de escribir capaces de revolucionar el mundo laboral.
 
En un principio la máquina de escribir tenían una decoración similar a las máquinas de coser y el retroceso del carro se conseguía accionando un pedal similar al de éstas. Desde finales del siglo XIX y durante buena parte del XX, las máquinas de escribir fueron herramientas indispensables en las oficinas comerciales, así como para casi todos los escritores profesionales. Hacia 1920, la máquina de escribir «manual» o «mecánica» había alcanzado un diseño más o menos estándar. Había pequeñas variaciones de un fabricante a otro, pero la mayoría de las máquinas seguían un mismo diseño.
 
 
 
La casa Royal fue uno de los fabricantes de máquinas de escribir antiguas de más larga vida. Introdujeron su primera máquina de escribir, la Royal nº1 en 1906, no pararon de fabricar este tipo de piezas hasta 1970.
 
 
 
 
 
 
El Royal Typewriter Company fue fundada en 1904 por dos socios comerciales: Edward B. Hess y Lewis C. Myers. A pesar de que los dos estaban cortos de dinero, los avances que se habían iniciado con la tecnología en la máquina de escribir (avance del papel y la visibilidad de palabra completa entre otros) llamó la atención de uno de los más ricos financieros, Thomas Fortune Ryan. Después de recibir una inversión sustancial de Ryan a cambio de un control parcial sobre la empresa, Hess y Myers presentaron su primera máquina de escribir en 1906.
 
 
 
 


Producida en un taller mecánico relativamente pequeño en Brooklyn, la máquina de escribir Royal mantuvo apartados a sus competidores debido a su singular diseño «plano», ya que la mayoría de las máquinas de escribir en este momento contaban con un diseño vertical.
 
 
Las máquinas de escribir Royal resultaron ser increíblemente populares y, con el fin de cumplir con la demanda, la compañía pronto se trasladaría a un local más grande en Hartford, Connecticut. Aquí, se seguirían produciendo sus máquinas de escribir hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX. 
 
 
Además de contar en su mecanismo con las nuevas tecnologías, las máquinas de escribir Royal también destacaban sin duda por ser increíblemente portátiles y duraderas. 
 
 
 
 
La marca Royal cambió de manos varias veces en sus últimos años. En 1954, pocos años después de la introducción de su primera máquina de escribir eléctrica, Royal se fusionó con McBee, un fabricante de máquinas de contabilidad. En 1964, Litton Industries compró lo que había en ese momento convertirse en Royal McBee y dos décadas más tarde, la marca italiana Olivetti obtuvo el control de la empresa. Olivetti se mantuvo como dueña de Royal hasta 2004, cuando la compañía se separó y se convirtió, una vez más, una compañía estadounidense privada. 
 
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