Como profesional titulada me dedico desde hace años a la tasación de obras de arte y antigüedades. El mundo del arte es muy «especial», necesita mucho conocimiento adquirido y, en ocasiones, se rehuye de la idea de acudir a anticuarios.
Un anticuario tiene, necesariamente, un interés comercial en la obra a «tasar», por lo que compran=»tasan» al precio más bajo posible para obtener así el mayor beneficio posible. En realidad, lo que están haciendo es VALORAR LA PIEZA para su mayor beneficio económico (algo perfectamente lícito si lo indican desde el primer momento y el cliente no se lleva a engaño).
Si desea tasar un cuadro o cualquier otro tipo de obra de arte o antigüedad, recomiendo que sea asesorado y con todas las garantías profesionales.
Se trata de hacer una inversión para ganar finalmente más con la venta.
Pongamos finalmente algunos ejemplos…
Tenemos un cuadro heredado que no nos gusta. Hemos decidido venderlo. Lo ponemos a la venta y nos ofrecen 1.000€ por nuestra obra y quizá nos parezca un buen precio (dependerá de nuestras espectativas) pero… ¿Y si el cuadro vale 5.000€? ¿Esos 1.000€ son ahora mucho o poco?
Tenemos un cuadro en la familia desde hace muchos años que nos han dicho que valía una fortuna. Estamos esperando una necesidad económica para venderlo. Ese cuadro es en realidad un «plan de pensiones». Un día decidimos por curiosidad ofrecerlo para «ver cuánto vale»… Nos ofrecen 1.000€. ¿Pero cómo puede ser? Si me dijeron que valía una fortuna!! ¿Nos están engañando?
Para saber cuánto vale la pieza hay que estudiarla (sin interés comercial) de manera concreta y el mercado de manera específica. Mediante comparativa se demuestra al cliente cuánto vale su pieza (más o menos de sus espectativas según el caso) pero indicando su valor REAL de mercado.