En los últimos días todas las miradas estaban puestas en el Museo del Louvre debido a la crecida del río Sena y el peligro potencial para sus fondos y las piezas de incalculable valor que allí se almacenan.
Sin embargo la catástrofe estaba ocurriendo a 100 km de la capital francesa, en el museo Girodet, en la ciudad de Montargis. 2800 obras, incluido un Zurbarán (San Jerónimo Penitente), sufrieron graves daños al inundarse las estancias en las que estaban almacenadas las colecciones más importantes de la institución, obras que estaban a la espera de su reubicación en cuanto acabasen los trabajos de renovación del museo.
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Las obras se encontraban temporalmente en una sala supuestamente acorazada, pero que resultó ser una trampa mortal cuando el canal de Briad se desbordó y anegó la cámara, dañando unas 2800 obras pictóricas más las esculturas.
El 30 de mayo fue alertado el museo, se logró poner a salvo parte de la colección pero no la totalidad y los bomberos tardaron 48 horas en drenar la sala, 48 en las que las obras estuvieron sumergidas. Aún no se conoce el impacto real de la catástrofe.