GRAN BRETAÑA, CUNA DE LA PORCELANA
En el siglo XVIII, en Gran Bretaña, la cerámica sustituyó al metal en la producción de vajillas por dos razones: la primera, la escasez de plomo y estaño; la segunda, el aumento del consumo de té y café en el país. Sobresalieron las fábricas de Bristol, Chelsea y Liverpool.
Bristol se sitúa al sudoeste de Inglaterra; cuidad ligada a su puerto comercial lo que permitió la exportación y consecuente conocimiento de su porcelana por el resto de Europa.
PARTICULARIDADES DE LA «LOZA DE BRISTOL»
La loza de Bristol se caracteriza por su ligereza, realizada con pastas de pedernal o feldespáticas, siendo decorada/metalizada con estampaciones. Su producción se realiza con moldes y la decoración se basa en estampaciones grabadas con tintas cerámicas aplicadas antes de la primera cocción, que luego se recubrían de esmaltes metalizados cobrizos.
Para ello se usa el óxido de cinc que reduce la propensión a resquebrajarse y facilita la cristalización final.
Las piezas genuinas datan del siglo XIX (normalmente 1820-50) y da lugar a una loza perfectamente identificable por su color metalizado denominada “Loza de Bristol” pero también “loza metalizada de Bristol”, “cerámica de reflejo dorado” “porcelana de reflejo metálico”
Normalmente son jaretas de entre 10 y 30 centímetros, pero también podemos encontrar otras piezas como tacitas de café con su plato o azucareros.
La decoración dominante es ese color metalizado/dorado que envuelve a la pieza sobre el que se superpone la decoración en tonos azules, verdes, amarillos o colores crema. En su mayoría son a base de delicadas formas florales, pero encontramos ejemplos con escenas con personajes muy del estilo inglés.
HABLEMOS DE PRECIOS…
Podemos encontrar jarritas desde unos 50€ hasta más de 200€ dependiendo de la calidad, tamaño o estado de conservación pero, también, depende de la ubicación de la pieza, ya que son mucho más valoradas en mercados ingleses o franceses y dependerá de si la venta es particular o de una tienda especializada