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El reloj de pulsera

El reloj de pulsera ya lleva más de un siglo entre nosotros. Los relojes cumplen una función muy importante, como es el control del tiempo. Además es un objeto estéticamente muy valorado como elemento de moda. En sus inicios los relojes de pulsera y de muelle de espiral y volante eran bastante inexactos en la medición de las horas. Alrededor de 1670, se ingeniaría el muelle de cerda para controlar el movimiento del volante. Este avance mejoró considerablemente la precisión de los relojes.

Los primeros relojes de pulsera se hicieron durante la I Guerra Mundial. Para evitar que los soldados tuviesen que consultar los relojes de bolsillo con su cadena estando en campaña. Nada más terminar la Guerra los relojes de leontina se convierten en relojes de pulsera, adaptando los enganches a las correas. Pero sería durante la década de 1920 cuando, considerando el reloj de bolsillo como algo superfluo, la fabricación de relojes de pulsera se puso verdaderamente en marcha.

Durante esos años la industria relojera británica se resistió a modernizar su desfasado sistema de trabajo, con lo que pronto entraría en decadencia, dejando que las compañías suizas se le adelantaran en Europa. Éstas tenían la capacidad de fabricar relojes de cualquier calidad, en cantidad suficiente para satisfacer a un público que clamaba por un sistema más moderno de dar la hora. Hubo muchas firmas suizas que empezaron durante este periodo, sin embargo las empresas más antiguas, como la Movado o la Patek Philippe, se adaptaron en seguida a los nuevos métodos.

En la década de 1930, la Rolex se pondría en cabeza, fabricando uno de los primeros relojes completamente automáticos y a prueba de agua. Desde entonces hay muchas empresas que dejaron de fabricar aunque algunas se han reactivado recientemente. Las compañías suizas fabrican relojes de gran calidad para satisfacer a demanda de coleccionistas, quienes a menudo compran ejemplares nuevos.

Es una especialidad de coleccionismo que tiene muchos adeptos. Los tiempos en los que solo se tenía un reloj de pulsera han pasado y cada vez es más habitual disponer de una pequeña colección de relojes, para ir utilizando uno u otro, en función de la situación o del evento al que se va a asistir. En 1957 aparecieron los relojes de pulsera eléctricos. El primer reloj de pulsera eléctrico del mundo fue el Hamilton Electric. Dichos relojes se alimentan gracias al empleo de pequeñas pilas y funcionan mediante diminutos dispositivos que hacen avanzar el segundero a saltos, mientras que las manecillas correspondientes a las horas y los minutos se mueven, con mayor lentitud, accionadas por un engranaje convencional.