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EL ART DECÓ

El Art Decó es un estilo que se desarrollará tras la I Guerra Mundial y abarcará lo que se llama comúnmente “periodo de entre guerras”.
Es un estilo que absorberá mucho los estilos anteriores, como el Art Nouveau, pero tendrá claras diferencias con éste tanto estilísticas como en el hecho de que rechazará su adhesión a la artesanía manual a cambio del uso de la máquina para la elaboración de los productos.
El conflicto en el que se inmiscuyó el Art Nouveau durante los primeros años de siglo, el Art Decó lo finalizó apoyando el uso de la máquina sin tapujos para la consecución de cualquier tipo de pieza. Este estilo afecta a todos los ámbitos artísticos, llenando todo lo que puede llegar a contemplar el espectador, desde los edificios hasta el mínimo detalle del interior, como una lámpara, una silla o una alfombra.
Y, al igual que ocurrió en los estilos modernistas anteriores, el pistoletazo de salida fue una exposición, la Exposition Internationale de Arts Décoratifs et Industriels Modernes de 1925.
Uno de los fines fundamentales de esta corriente es acabar con la distinción entre las Bellas Artes y las Artes Decorativas, pues estas últimas siempre habían sido desplazadas a un segundo plano y los artistas del momento reivindicarán su posición.
Es un estilo donde se intenta ante todo dignificar las “pequeñasobras de arte” de manera clara, atribuyéndole una importancia y valor dominante. Para los defensores de este arte cualquier obra artística ha de estar dignificada como tal, bien sea un lienzo o un taburete, convirtiendo así cualquier utensilio de la vida cotidiana en una obra de arte.
Se trata de un estilo altamente creativo, reformista e innovador. Sus formas estilizadas transmitían la elegancia y la sofisticación que anhelaba un amplio sector de la sociedad de la época. Será sin duda un arte muy rupturista, siguiendo el deseo de la sociedad de “romper” con lo anterior y crear un mundo nuevo, reformado y mejor a lo anteriormente vivido.
El arte viene influenciado en gran medida por la sociedad, por lo que esta está pasando en ese momento, y si nos ponemos a pensar lo que sería pasar una Guerra Mundial es comprensible entender el estallido de formas rompedoras e innovadoras que surgen en este momento.
Se desarrollará por ello un marcado deseo de cambio, de evolución, de olvidar el pasado y empezar de nuevo para cambiarlo por un mundo nuevo, ahora marcado por la vida y el colorido.
En la primera década del siglo XX, ya se empezará a trabajar en el diseño de muebles, aparatos domésticos, transportes y medios de comunicación masiva, como serán los cines y más tarde la radio.
Grandes innovaciones para una sociedad que necesitaba un cambio drástico de su mundo. Este nuevo tipo de arte lo inundará todo, la manera de vestir, el cartelismo y las demás artes gráficas, y todo tipo de artes decorativas que se precien.
Cabe subrayar el carácter no vanguardista, tal y como lo podemos llegar a entender por comparativa con otros estilos, del Art Decó, pues se trata de la expresión de los deseos de una burguesía acomodada, preferentemente preocupada por conseguir el llamado “buen tono” en sus posesiones materiales. De aquí que el “Decó” se sitúe en un nivel distinto al propio de los sucesivos istmos plásticos que, desde principios de siglo, habían venido dominando la actividad del mundo artístico; más bien se trata de un planteamiento de síntesis interdisciplinar, ya que afecta en especial a cuanto se aproxima al área del diseño y del grafismo, alcanzando a las denominadas disciplinas superiores, tales como la arquitectura o la plástica, aunque siempre en un tono menor.
A la vez, a pesar de ser una actitud artística de retaguardia, el “Decó” propone la asimilación parcial de ciertas corrientes contemporáneas, lo cual le proporciona el ambiguo atractivo que le es característico; unas características intrínsecas extraídas de los planteamientos cubista y futurista, pero con elementos exóticos puramente ornamentales enunciados con un lujo dominante que lo diferencia de ellos y lo hace tan particular.
A través de objetos lujosos de decoración, se mostraba el estatus social al resto de la gente. Se trata de una concentración de deseo de innovación, de lo moderno y lo nuevo en todos los campos, de alegría de vivir (se ha salido de una Guerra Mundial, lo que marcará considerablemente la sensibilidad de las mentalidades del momento) y se desea comprar, salir, mostrar a los demás las pertenencias como si de una ardua competencia en cuanto a “modernismo” se tratase.
Es, además, un momento de la igualdad de los sexos, la emancipación de la mujer, alcanzando en esta época una expresión de mujer dinámica que al igual que el hombre desempeña un nuevo papel en esta nueva sociedad.
Todo lo extraño y nuevo tenía un valor que embauca en estos momentos y le da un protagonismo especial y un ansia de poseerlo, ya no sólo que fuese un buen diseño o un material noble, que lo era, sino ya el valor de que fuese algo nuevo lo hacía deseable.
Momento de cambio, pero además de deseo de ello, de romper con las reglas establecidas hasta ahora, de mejorar la situación actual y de ahí a que todo cambio se bienvenido. Este movimiento de “locura” o inhibición es entendido por la situación social y política que se había vivido del paso por una guerra, apoyado así mismo por la innovación tecnológica que se vivía en el momento y propiciaba esta innovación desbordada.
Se producirá un claro cambio en el estilo cuando comienza a aparecer el deseo de las clases menos acomodadas de tener todos esos diseños tan innovadores, lo que hará que se desarrolle progresivamente una producción masiva de objetos hechos en serie contagiados por lo geométrico, influenciado por las vanguardias de la época, así como el gusto por culturas exóticas como la sudamericana.
En un primer momento del estilo la innovación sólo preocupaba a las clases más pudientes económicamente pero, poco a poco, fue acercándose a toda la sociedad, movida por un impulso de deseo de “lo nuevo” que llevará a la producción de objetos hechos en serie para hacer frente a los deseos sociales de mejora, posesión de modernismo y en definitiva una evasión de los momentos vividos.
En los primeros años del Art Decó se miraba hacia culturas exóticas, asociadas sobretodo al concepto de modernidad, que se plasmarán en las obras con un marcado carácter antiguo, pero que a la vez rebosa modernidad en formas y decoración, pero sin embargo más adelante esta tendencia cambiará y se irá gestando un arte que evoca más un mundo influenciado por la máquina y la tecnología dominante del momento.
Poco a poco, el estilo estará marcado por una serie de piezas donde sin duda destaca un marcado diseño elaborado e innovador, pero que se hacían en grandes cantidades y con materiales menos nobles que en los primeros años, llegando de esta manera a toda la sociedad, sin exclusión por clases.
El Art Decó está marcado por encima de todo por formas basadas en líneas rectas, elementos geométricos y compactos, influenciado principalmente por la sociedad y los adelantos del momento.
Este estilo es perfectamente identificable, ya que goza de unas características muy particulares, que lo diferencian de manera clara de otros estilos.
Algunas de las características básicas y perfectamente identificables de este arte serán las formas apiramidadas, el predominio de la diagonal en multitud de composiciones, un uso sistemático de franjas, oposiciones blanco-negro, una reducción anatómica progresiva de los perfiles o la presencia continua de líneas simples.
Pero, por encima de todo, hay que identificar este arte según su gusto por lo que se consideraría en muchos casos “combinaciones antiéticas”: aparatos de radio que parecen templos aztecas, juegos de té decorados en extremo, sillones de tubo metálico oculto bajo tremendos almohadones o en arquitectura, entradas de altura superior a la total del edificio al que dan acceso.
Independientemente de las formas que destaquen en la pieza en ésta no se busca sólo que se trate de algo “bello”, sino que la estética de la pieza irá fielmente unida a la funcionalidad de la misma. Nacerá una manera distinta de concebir los diseños los cuales serán en su mayoría caros y sumamente extraños, realizados con materiales nobles y marcados siempre por unos diseños muy vanguardistas.
Nuevos materiales hasta ahora no usados son utilizados para gustar a una élite caprichosa: el cromo, metal de color argentino y cristalino, la baquelita, resina sintética y moldeable, y el plástico, que por su naturaleza podía aplicarse de múltiples maneras. Se usarán exóticas maderas y otros elementos naturales traídos de tierras lejanas para muebles y en la confección de atuendos de vestimenta, marcando las excentricidades a las cuales estaba acostumbrada esa clase acomodada.
Todo este gusto por los nuevos materiales vendrá influenciado por ese deseo de innovación que en esta época lo impregna todo y que añade una mayor dosis de modernismo a una pieza que ya por su diseño es totalmente innovadora. Para conseguir plasmar las ideas de este estilo juegan un papel muy importante los avances tecnológicos del momento, que ayudarán considerablemente a la producción de estas piezas con diseños hasta el momento “imposibles”.
Se empleará básicamente en casi todas las composiciones la línea recta como “leiv-motive” del estilo, con ligeras ondulaciones y zig-zag, y derivaciones de la misma como el círculo, el cuadrado, hexágono y el octógono y demás, casi siempre en combinaciones de formas geométricas y estilizadas. La mayoría de las veces estas formas aparecerán combinadas dando lugar a composiciones aparentemente sencillas y sin artificios, aunque con un diseño muy elaborado e innovador.
El uso de nuevos materiales destaca por el empleo del colorido en todo tipo de piezas combinados en diferentes formatos. Se utilizarán ante todo colores vivos y que llamen la atención principalmente mediante contraste, a veces llegando incluso a lo estridente, apoyado todo ello por las formas geométricas. Se asocian a este estilo los colores primarios brillantes, donde destacará muchas veces predominio de blancos y negros y la utilización específica de dorados. Es muy característico de este estilo el uso de la greca o repetición de un motivo decorativo, combinando diferentes formas geométricas de lo más variado.
En este estilo se intentará representar de una manera abstracta algunos elementos de la naturaleza como rayos luminosos radiantes, fluidos acuáticos o nubes ondulantes, representaciones de fauna, como gacelas o galgos, panteras y garzas pero basándose en líneas puras sin grandes artificios. El gusto de la época por las culturas maya, inca y azteca y egipcia, mesopotámica o vikinga serán también representados de una manera abstracta, usando cuantas menos líneas y formas mejor, quedando sólo el concepto, la esencia de la representación.
En definitiva, el Art Decó no busca la representación de las formas de modo naturalista, sino que pretende conseguir sólo la esencia de la misma. Aunque la idea de representación entronca de manera clara con el Art Nouveau, (y es asimiliado y confundido por muchos) el Decó concive su representación de una manera muy diferente. Marcado por líneas más puras, destacará un mayor simbolismo en las formas, pero captando la esencia de lo representado, sin alardes superfluos, que se conseguiría tras un minucioso estudio y un elaborado diseño.